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Cómo las personas escogen en el punto de venta, packaging y economía conductual

El empaque es un elemento distintivo de los productos y las marcas, la carta de presentación de los productos en las vitrinas, estanterías de los establecimientos y comercios en línea. El packaging comunica qué tan particular es un producto y por qué el consumidor debería comprarlo en lugar de comprar otro producto similar o sustituto.

El empaque, si bien suele desecharse luego de adquirido el producto, transmite un mensaje que puede ser decisivo para consolidar la decisión de compra. Bajo este orden de ideas, el empaque forma parte tanto de las características del producto, como de la notoriedad de la marca, habida cuenta de que muchos productos son vistos por primera vez en los establecimientos en donde la gente los encuentra, fijándose en primera instancia en el empaque. A este respecto, cabe destacar que en muchos casos la primera venta suele deberse al packaging, en tanto que la repetición de la compra dependerá del producto y la experiencia del consumidor.

Por esta razón, el packaging vende y, por consiguiente, forma parte importante de la estrategia de marketing. Una parte de la estrategia de mercadeo que todavía no ha sido alterada tan drásticamente por la irrupción de internet y la era digital en productos con canales de distribución más tradicionales y consolidados. Aún los productos con canales digitales de distribución diseñan su estrategia de packaging, y, como es de esperarse, el packaging, como herramienta del marketing, se va adaptando e incorporando las últimas tecnologías para la venta.

Packaging y economía conductual en la compra ¿Cómo el packaging influencia la conducta del consumidor?

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Una de las cosas que cualquier marca debe tener siempre presente es cómo el empaque afecta a la mente del consumidor.

1) Anima asociaciones inconscientes

Las primeras impresiones siempre son importantes en la mente de las personas, más aún cuando se trata del envase, que, en muchos casos, es lo primero que el consumidor potencial ve en un producto. Estamos socialmente condicionados para reaccionar a colores, formas y símbolos de manera emocional, adjudicándoles en muchos casos significados culturales. El packaging debe tener siempre presente estas asociaciones que van alineadas con los códigos culturales del mercado objetivo. Algunos de estos elementos están muy arraigados en la psicología conductual, así, por ejemplo, el color amarillo y el rojo, suelen atraer la atención de inmediato.

2) Sincroniza con las necesidades inmediatas de los consumidores

Muy asociado a la compra impulsiva, muchas veces, sin conocer la marca, lo que nos invita a escoger un producto es un envase que nos incentive a saciar la necesidad concreta que tenemos en ese momento, frente a la estantería; por ejemplo, cuando estamos sedientos y elegimos alguna bebida refrescante. Aunque se considera que esto pasa con mayor frecuencia en productos de bajo costo, aquellos que las personas consumen para satisfacer sus necesidades inmediatas, en realidad se aplica a todo tipo de productos siempre y cuando el diseño esté desarrollado estratégicamente para transmitir los atributos de la marca, la propuesta de valor del producto y sus beneficios emocionales y funcionales eficazmente.

3) Promueve la lealtad hacia la marca

Cuando se considera crear un buen packaging, hay que estar conscientes de que este debe reflejar y expresar la imagen de la marca, es un soporte más de la imagen de marca (uno muy importante). El consumidor debe poder reconocer la marca de inmediato mediante el empaque. No es infrecuente que el cambio en el packaging de un producto, confunda al consumidor leal a una determinada marca. Esto no quiere decir que no se deba cambiar nunca el packaging de un producto, solo debemos asegurarnos que sea consistente y coherente con la imagen de marca que se ha venido construyendo en el tiempo, a efectos de que los consumidores puedan reconocer la marca de inmediato, sin mayor esfuerzo visual.

4) Incentiva el sentimiento de anticipación en el consumidor

Nada que genere más expectativa que un packaging atractivo. Tal como un buen tráiler de una película puede generar expectativas de que la película será interesante, el empaque hace lo propio con el producto. De la expectativa por el producto a un poderoso impulso de compra hay solo un paso, y el packaging es uno de los principales aliados en esto.

La tendencia humana a confirmar las expectativas se entremezcla con la curiosidad para dar forma a la compra

Aquí, la tendencia humana a confirmar las expectativas se entremezcla con la curiosidad para dar forma a la compra. Muchos empaques ofrecen en el interior mensajes para ayudar a crear una conexión emocional con el consumidor. El mensaje surge como una sorpresa dentro del empaque, y es muy usado por las compañías para ganarse el corazón de los consumidores.

La economía conductual (behavioral economics) como herramienta para el packaging

El estudio de cómo tomamos decisiones y cómo elegimos productos, se está convirtiendo en el foco de las empresas de producción de bienes y servicios. Muchas de las decisiones de compra, se generan en nuestro subconsciente y son dirigidas por el packaging: el concepto creativo, el diseño, los mensajes, las ilustraciones, la marca y demás elementos gráficos se combinan para invitarnos a elegir un producto en el momento de la compra.

No somos robots que toman decisiones siempre racionales, antes bien, la mayor parte de nuestras decisiones utilizan atajos y están cargadas de sesgos cognitivos, siendo que la elección de alguna marca no constituye la excepción.

Usualmente, nadie tiene el tiempo ni la cabeza para investigar, evaluar y comparar todas las ofertas de la categoría, así que tomamos los mencionados atajos. Entran en juego los sesgos y hábitos. Así, por ejemplo, si un envase capta nuestra atención, lo entendemos rápidamente y nos identificamos con él, se incrementa la probabilidad de que se cristalice la compra.

Usualmente, nadie tiene el tiempo ni la cabeza para investigar, evaluar y comparar todas las ofertas de la categoría, así que tomamos los mencionados atajos.

Lo que busca la economía conductual aplicada al packaging, es generar una conexión visceral (más que emocional) del consumidor con la marca. No somos solo racionales, asevera el behavioral economics, pero nuestra irracionalidad es predecible, esta visión comporta una nueva forma de acercarse al mercado; hay que precisar esa predictibilidad en la irracionalidad.

Sistemas de pensamiento ¿qué sistema utilizamos al elegir una marca?

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Según Daniel Kahneman y Amos Tversky, existen dos modalidades básicas de pensamiento que usamos en mayor o menor medida en nuestras vidas diarias, una forma rápida e intuitiva, la cual, es utilizada para tomar decisiones que no requieren mucho esfuerzo y se basan en hábitos y experiencias previas, y otra forma de pensar, reflexiva y cavilada, que conlleva más tiempo (esas que se consultan con la almohada). Las decisiones de consumo, al estar arraigadas a hábitos, pueden ser decisiones rápidas.

¿Qué elementos de la economía conductual debería tener siempre en cuenta el packaging?

Muchos de los elementos de la economía conductual, en realidad, ya eran utilizados en el packaging antes de la irrupción del behavioral economics.

No obstante, el análisis preciso de estos elementos les ha dado relevancia dentro de la estrategia de packaging:

  1. Ser consistente con la imagen de marca de tal manera que los consumidores leales puedan identificarla rápidamente.
  2. Las personas suelen ver sólo aquello en lo que creen, omitiendo el resto de la información cuando de una decisión rápida se trata. El packaging debe, pues, reflejar los valores y creencias del público objetivo, así como los de la marca.
  3. Usar el efecto framing, el cual, asevera que la forma en que se presenta la información de producto es decisiva para su elección. Esto es, presentar la misma información en términos de ventajas.
  4. El packaging, según el behavioral economics, está muy marcado por el sesgo de relevancia. Este sesgo involucra la tendencia a elegir productos que se distingan de los demás. El packaging debe, pues, buscar ese factor de vocatividad y singularidad siempre.
  5. Sesgo endogrupal: somos animales gregarios, pertenecemos a grupos que manejan códigos de significados. Manejar estos códigos de valores y significados es indispensable para el packaging.

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Los sesgos en la elección de las marcas y la economía conductual

Teoría de la elección racional y marketing

La economía conductual parte de un cuestionamiento a la teoría de la elección racional. En un mundo ideal, nuestras decisiones de consumo serían el resultado de una cuidadosa medición de los costos y beneficios de la compra, habida cuenta de la ponderación de nuestras preferencias, las cuales, serían siempre estables y transitivas, siendo que la transitividad establece que dados tres productos A, B y C, si se prefiere A en lugar de B y se prefiere a B en vez de C, luego, se preferirá también A en lugar de C. Esta es, en resumen, la teoría de la elección racional imperante en la economía. Esta teoría viene asociada a la idea del hombre económico (homo economicus), una estilización ideal del comportamiento humano capaz de modelarse matemáticamente. Según esta concepción del ser humano, este siempre efectúa elecciones racionales en tanto que busca maximizar el bienestar individual, contando con preferencias definidas y estables a lo largo del tiempo.

La teoría de la elección racional, se colaría al resto de ciencias sociales de manera definitiva como teoría dominante con la aparición de las publicaciones del premio nobel de economía, Gary Becker, quien aplicó la teoría de la elección racional para explicar la conducta de los criminales. Sus publicaciones, La aproximación económica al comportamiento humano y Crimen y castigo: una aproximación económica, fueron los textos principales que le permitieron a la teoría de la elección racional rebasar las fronteras de las ciencias sociales de la mano de Gary Becker. Bajo este orden de ideas, la teoría de la elección racional, fue también la dominante dentro del marketing tradicional, el cual, siempre ha tomado lo propio de la teoría y métodos de las ciencias sociales para aplicarlo en el campo de las ventas y la comercialización.

No obstante, estas teorías empezaban a ponerse en entredicho desde otra disciplina, la Psicología Conductual. La psicología conductual, -bajo el paradigma metodológico de la investigación empírica-, avanzaba a pasos agigantados en el campo económico, en lo que más tarde se popularizaría como la economía conductual o behavioral economics.

¿Qué es la economía conductual (behavioral economics)?

La economía conductual es a la vez un cuestionamiento y refutación a la teoría de la elección racional. Quizás, el primer cuestionamiento a la teoría de la elección racional es el de Herbert Simon, economista y politólogo que elaboró una teoría del comportamiento organizacional. Según este autor, una teoría de las organizaciones debía basarse tanto en la economía como en la psicología.

Según la teoría de Simon, los seres humanos no actuamos de manera racional, pero si de manera coordinada y predecible. Bajo este orden de ideas, contamos con información incompleta a la hora de tomar decisiones y tenemos imitaciones cognitivas para procesar la información de la que disponemos. Por consiguiente, debemos orientarnos con normas, reglas que H. Simon definiría como instituciones, bajo la tradición teórica del institucionalismo norteamericano.

De este modo, H. Simon propone la idea de una racionalidad limitada. Esto es, tenemos la capacidad para ser racionales, no obstante, nuestra racionalidad está condicionada y somos falibles en nuestro ejercicio de la razón. Lejos del institucionalismo, la economía conductual es una redefinición de la racionalidad en las decisiones humanas desde la psicología experimental. La premisa principal, que viene a refutar la teoría de la elección racional dominante, es -tal como lo planteaba Simon décadas antes-, que los seres humanos somos irracionales; decidimos con sesgos y prejuicios y a menudo de manera emocional y errada.

No obstante, nuestra irracionalidad puede ser predicha y estudiada. Dicho de otro modo, seguimos cierto patrón de irracionalidad más o menos predecible. A estos efectos, los teóricos de la economía conductual se dedicarían a la tarea de definir una nueva racionalidad más acorde con las observaciones de la conducta del ser humano.

Dicho de otro modo, seguimos cierto patrón de irracionalidad más o menos predecible.

Orígenes y fundadores de la economía conductual

La teoría fue elaborada por Amos Tversky y Daniel Kahneman, quienes fueron Laureados con el premio nobel de economía en 2002 por sus aportes desde la psicología. Y es que la economía conductual es principalmente un enfoque transdisciplinario. El campo, seguiría dando sus frutos, pues en 2002, Richard Thaler, quien trabajaba de la mano con Kahneman durante años, gana el premio nobel de economía por sus aportes en economía conductual. La psicología experimental, aplicada a las ciencias económicas, había ganado ya gran popularidad.

La economía conductual en el marketing

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La economía conductual le ha aportado mucho al marketing. Hoy en día, tenemos una comprensión más rica de cómo las personas se comportan y son influenciadas. Hemos desarrollado una amplia y profunda caja de herramientas que, como marketers, podemos usar como insights para construir marcas más sólidas y crear campañas más efectivas.

La economía conductual, sin duda, nos ha llevado a repensar la aproximación tradicional al marketing: los consumidores tienen una racionalidad limitada, siendo intuitivos e impulsivos principalmente. No obstante, su comportamiento puede ser sistematizado, siendo predeciblemente irracionales.

Los sesgos y la decisión de compra

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Los sesgos son la variable fundamental en la economía conductual. Los sesgos cognitivos son patrones de comportamiento más o menos estandarizados, que orientan nuestras decisiones hacia decisiones que no son racionales. Los sesgos existen porque ayudan a nuestro cerebro a procesar información de manera rápida. Según Daniel Kahneman, existe una forma de pensar lenta y rápida. La lenta involucra la reflexión, consultar las decisiones con la almohada, por decirlo de alguna manera. En tanto que la forma de decisión rápida, atañe a los sesgos que usamos como atajos para tomar decisiones rápidas. A lo largo del día tomamos un sinfín de decisiones automáticas, o guiadas por estos sesgos, pues, al fin y al cabo, no podemos cavilar demasiado cada decisión sin distinguir su grado de relevancia.

La forma de decisión rápida, atañe a los sesgos que usamos como atajos para tomar decisiones rápidas.

Ahora bien, a la hora de elegir una marca en el proceso de compra, también nos guiamos por este patrón de comportamiento, siendo que involucra una forma de pensar rápida y cargada de sesgos

A este respecto, la heurística, según la economía conductual, corresponde a los atajos mentales que usamos para resolver problemas de manera automática, casi intuitiva. Este proceso, comporta un costo, pues, nos permite solucionar problemas de una manera rápida pero no siempre fiable. A veces, tal como apunta Kahneman, es necesario pensar lento, consultarlo con la almohada. En la compra, también utilizamos la heurística como si se tratase de la resolución de cualquier problema de elección.

Estos son los sesgos que normalmente nos afectan a la hora de elegir una marca:

1) Sesgo de la autoridad

Atribuimos mayor credibilidad, a figuras de autoridad. Muchas veces ni siquiera cuestionamos lo que se dice. Dentro de estas figuras de autoridad destacan expertos, personajes famosos y hasta organismos internacionales. Esta técnica es muy usada en el marketing de productos farmacológicos y médicos, en donde se apela a la autoridad del especialista médico en la propaganda.

2) Efecto framing (encuadre)

En este sesgo la decisión del consumidor dependerá del marco en el que se presente la decisión. Este sesgo no solo favorece a aquellos productos con un mejor packaging, sino que también a aquellos mensajes publicitarios presentados de una manera más atractiva, tanto desde el punto de vista de impacto visual como de estructuración del mensaje, ambos importantes para generar el encuadre correcto. Por ejemplo, supongamos que se está promocionando un software para bloquear spam, es mejor decir: 96% libre de spam a decir, solo un 4% de spam. Se trata, pues, de vender el vaso medio lleno.

3) Sesgo del presente

Este sesgo consiste en preferir una gratificación presente a una futura. Dicho de otro modo, las recompensas futuras tienen para nosotros menos valor que las inmediatas. La clásica estrategia de pago de “compra ahora y paga más tarde”, se basa en este sesgo.

4) Sesgo de anclaje

Este sesgo se basa en tomar como referencia la primera información que tenemos a la mano y que acude a nuestra memoria, aunque no tenga mucha lógica; una vez recibimos la primera información fácil de recordar, se crea un ancla. En el mundo del marketing ha sido muy utilizado este principio, se puede advertir cuando se promociona una cifra de referencia más alta, y luego el descuento al lado.

5) Efecto bandwagon

Cuando tomamos decisiones, solemos fiarnos de las decisiones que otras personas han tomado previamente. Seguimos el ejemplo de otros y a veces hasta ignoramos nuestras propias opiniones. Es por esta razón que las recomendaciones son tan importantes. Es muy común que los consumidores le crean más a otros consumidores que a las empresas.

6) Sesgo de conformidad social

A menudo seguimos los pensamientos de la manada. Somos seres gregarios y amoldamos nuestro pensamiento al grupo de manera automática. Esto se complementa con la incorporación de normas y tradiciones culturales. Buscamos encajar en la opinión de la mayoría. Por consiguiente, las tendencias y modas suelen ocupar un lugar importante en la decisión de compra.

7) Sesgo endogrupal

Favorecer, beneficiar y valorar mejor a los miembros del grupo al que pertenecemos es algo muy frecuente. Este sesgo está fuertemente anclado en la psicología social y la sociología. Usado en el marketing, va de generar bienes y servicios que refuercen la identidad del grupo.

La pertenencia a un grupo, es una necesidad humana que atañe a la percepción de nuestra identidad social y la construcción de nuestra autoestima. Conseguir que un usuario o comprador sienta que forma parte de una comunidad, es un gran logro para las marcas. Las marcas venden elementos identitarios y de pertenencia y filiación a grupos, cada bien de consumo, además de la utilidad práctica que pueda tener, también comunica la pertenencia a un grupo e incluso el estatus. Un ejemplo de esto, son las remeras de los equipos de fútbol, o la indumentaria de subculturas como los góticos, metaleros o punks.

8) Síndrome del avestruz

Bajo elevados niveles de incertidumbre, solemos evitar de manera inconsciente aquellos datos que nos anuncian peligro o riesgo. Dicho de otra forma, nos volvemos irresponsablemente optimistas. Evitamos señales confirmatorias de cualquier problema que sabemos que existe. Esto se expresa en el consumo y el ahorro. Así, por ejemplo, se sabe que las personas con problemas financieros suelen consumir sin revisar demasiados sus cuentas aun sabiendo que tienen problemas financieros. Se trata, pues, de la preferencia por ignorar problemas en lugar de afrontarlos. Este sesgo es un telón de fondo en muchas de las compras compulsivas.

9) Efecto de mera exposición

Muchas veces, preferimos algo solo por recordarlo. Las personas tienden a preferir a otras personas o cosas que les son familiares. Este sesgo está muy presente en las campañas de alcance de publicidad de pago digital, que busca una máxima exposición del producto para su posicionamiento. La familiaridad genera confianza, es el motivo por el cual las marcas asignan presupuestos elevados a la exposición y posicionamiento de las marcas.

10) Sesgo de la confirmación

Involucra la tendencia a solo ver aquella información que confirma nuestras creencias y prejuicios, eludiendo las evidencias o la información contraria a lo que damos por cierto. Esto se puede ver mucho con las fake news, siendo que estamos más predispuestos a creer aquellas fake news que ratifican nuestras creencias e ideologías, mientras que calificamos de falsas a las noticias que van en contra de nuestras creencias. Al final del día, al buscar información de un noticiero y no de otro, estamos consumiendo información y, por tanto, preferimos ver los noticieros que ratifican nuestras creencias políticas. En marketing, este sesgo va de segmentar muy bien el mercado, determinando valores y creencias del público objetivo. Se trata de explotar las creencias y que acompasen la oferta de valor.

11) Sesgo de aversión a la pérdida

Este sesgo tiene que ver con nuestra predisposición a evitar riesgos. El dolor de la pérdida es mucho más grande que el placer que nos produce ganar algo de igual valor, por tanto, somos fundamentalmente adversos al riesgo. Es un sesgo muy aplicado en las ventas. Este sesgo está detrás de la sensación de escasez en las promociones por tiempo limitado, o de mercancía que se agota, los copywrites que indican urgencia, utilizan este sesgo como principio. Se trata, pues, de incentivar el miedo a la pérdida para vender.

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